sábado, 16 de julio de 2011

Prólogo de "Clockwork Prince"



Aquí les dejo el prólogo oficial:

La niebla era espesa, amortiguaba el sonido y nublaba la vista; donde se dispersaba, Will Herondale podía ver la calle extendiéndose justo enfrente, húmeda, resbaladiza, y oscurecida por la lluvia, y escuchar la voz de los muertos.
No todos los Cazadores de Sombras eran capaces de escuchar a los muertos, a menos que los fantasmas eligieran ser escuchados, pero Will era uno de los pocos que sí podía. Mientras se acercaba al viejo cementerio, sus voces aumentaban en un irregular coro musical: gemían y suplicaban, gritaban y gruñían. No era un cementerio tranquilo, pero Will lo sabía; esa no era su primera visita al Cementerio Cross Bones¹, cerca del Puente de Londres. Trató de apartar de su mente las voces, encogiendo los hombros para que el cuello de la camisa le tapase los oídos y agachó la cabeza mientras una fina niebla le humedecía el pelo negro.
La entrada estaba situada en la mitad de la calle: una puerta doble de hierro forjado enmarcada por un gran muro de piedra. Cualquier mundano que pasara por allí vería la gran cadena que mantenía las puertas cerradas y el cartel que anunciaba el cierre. Habían pasado ya quince años desde la última vez que un cuerpo fue enterrado allí. Mientras Will se acercaba a las puertas, algo no mundano habría visto materializarse en la niebla una gran aldaba de bronce con forma de mano, de dedos huesudos y esqueléticos. Con una mueca, Will estiró el brazo y, con una de sus enguantadas manos, levantó la aldaba, dejándola caer una, dos y hasta tres veces. El hueco sonido metálico resonó a través de la noche como las vibrantes cadenas del fantasma de Marley².
Más allá de las puertas, la niebla se alzó del suelo como vapor, oscureciendo las tumbas y torciendo el suelo entre ellas. Lentamente, la niebla empezó a fusionarse formando un fantasmagórico brillo azul. Will puso las manos en los barrotes de las puertas. El frío del metal atravesó sus guantes y le llegó a los huesos, haciendo que se estremeciera. Era más que frío ordinario. Cuando los fantasmas se levantan absorben la energía cercana, eliminando el calor del aire y el espacio a su alrededor. A Will se le erizó el cabello de detrás del cuello mientras la niebla formaba la figura de una mujer mayor de harapiento vestido y blanco delantal con la cabeza inclinada.
—Hola, Mol —dijo Will—. Estás particularmente guapa esta tarde, si se me permite decirlo.
El fantasma levantó la cabeza. La Vieja Molly era un espíritu fuerte, uno de los más fuertes con los que Will se había encontrado. Incluso cuando la luz de la luna atravesaba algún agujero entre las nubes, apenas parecía transparente: su cuerpo era sólido, su pelo estaba recogido en un rizo rubio canoso sobre un hombro, y sus ásperas y rojizas manos apoyadas en las caderas. Sólo sus ojos eran huecos, dos azules llamas gemelas titilando en sus profundidades.
—William Herondale —dijo ella—, ¿Tan pronto vuelves?
Avanzó hacia las puertas como deslizándose, ese movimiento tan peculiar de los fantasmas. Sus pies estaban descalzos y bastante sucios a pesar del hecho de que nunca tocaban el suelo.
Will se inclinó hacia las puertas.
—Sabes que echaba de menos tu hermoso rostro.
Ella sonrió, sus ojos titilaron y él alcanzó a ver la calavera a través de la piel semitransparente. Sobre sus cabezas, las nubes se habían juntado otra vez, oscuras y turbias, bloqueando la luna. Ociosamente, Will se preguntó qué hizo la Vieja Molly para acabar enterrada en ese lugar, lejos de suelo consagrado. La mayoría de las voces susurrantes de los muertos pertenecían a prostitutas, suicidas y nonatos; esos marginados sociales que no podían ser enterrados en el cementerio de la iglesia. Aunque Molly había conseguido que la situación se volviera provechosa para ella, así que quizás no le importaba.
Ella rió.
—¿Qué quieres entonces, joven Cazador de Sombras? ¿Veneno de Malphas³ ? Tengo la garra de un demonio Morax⁴ bien lustrada, con el veneno de la punta completamente invisible…
—No —dijo Will—. Eso no es lo que necesito. Necesito polvos de demonio Foraii bien molidos.
Molly giró la cabeza y escupió un ascua de fuego azul.
—Y, ¿por qué un apuesto joven como tú quiere cosas como esas?
Will sonrió para sus adentros; las protestas de Molly formaban parte del proceso de regateo. Magnus ya había enviado a Will a ver a la Vieja Mol varias veces: una de ellas, por unas hediondas velas negras que se puso en la cara como brea; otra, por los huesos de un niño nonato; y otra por una bolsa de ojos de hada que goteó sangre en su camisa. Polvos de demonio Foraii sonaba agradable en comparación.
—Crees que soy tonta —siguió Molly—. Es una trampa, ¿verdad? Los nefilim me han pillado vendiendo ese tipo de cosas y ha llegado el momento de mi castigo, eso es.
Ya estás muerta —Will hizo lo posible para no sonar irritado—. No sé qué crees que puede hacerte la Clave ahora.
—Bah —sus ojos huecos ardieron—. Las cárceles de los Hermanos Silenciosos, bajo tierra, pueden retener tanto a vivos como a muertos y lo sabes, Will Herondale.
Will levantó las manos.
—Sin trucos, vieja. Seguro que has oído los rumores que corren sobre el Mundo Subterráneo. La Clave tiene mejores cosas que hacer que encontrar fantasmas que trafican con polvos de demonio o sangre de hada —se inclinó hacia adelante—. Te pagaré bien.
Sacó una bolsa de tela del bolsillo y la dejó pender en el aire. Sonó como un montón de monedas tintineando.
—Creo que tienen tu nombre, Mol.
Una mirada impaciente apareció en su cara, y se solidificó lo suficiente como para coger la bolsa que él sostenía. Metió la mano y la sacó con un montón de anillos en la palma: anillos dorados de boda, todos ellos coronados con un nudo de los enamorados. La Vieja Mol, como otros tantos fantasmas, buscaba siempre ese amuleto, esa pieza perdida de su pasado que conseguirá que muera, ese ancla que le ata al mundo. En su caso, era su anillo de boda. Era una creencia común, Magnus le había dicho a Will, que el anillo se había perdido bajo el lecho de lodo del Támesis, pero mientras tanto ella aceptaba cualquier bolsa de anillos encontrados con la esperanza de que uno de ellos termine siendo el suyo. Hasta ese momento no había ocurrido.
Dejó caer los anillos de nuevo en la bolsa, que desapareció en algún lugar de su incorpórea persona, y le dió un sobrecito doblado de polvos a cambio.  Lo metió en el bolsillo de su chaqueta mientras el fantasma empezaba a brillar y a desvanecerse.
—Quieta ahí, Mol. Eso no era lo único a por lo que he venido hoy.
El espíritu titiló mientras luchaba contra la avaricia e, impacientemente, se esforzó por mantenerse visible. Finalmente, soltó un gruñido.
—Muy bien. ¿Qué más quieres?
Will titubeó. Eso no era algo para lo que Magnus le había enviado, era algo que quería saber personalmente.
—Pociones de amor…
La Vieja Mol soltó un gritito mientras se reía.
—¿Pociones de amor? ¿Para Will Herondale? No es así como agradezco los pagos, pero un hombre como tú no necesita pociones de amor, eso es un hecho.
—No —dijo Will, con un poco de desesperación en el tono—, buscaba lo contrario, en realidad. Algo que pueda acabar con un enamoramiento.
—¿Una poción de odio? —Mol todavía sonaba divertida.
—Esperaba ¿algo más parecido a la indiferencia?… ¿Tolerancia?
Ella soltó un resoplido asombrosamente humano para ser un fantasma.
—No me gusta nada tener que decirte eso, nefilim, pero si quieres que una chica te odie, hay maneras bastante fáciles de conseguirlo. No necesitas mi ayuda para hacerle eso a la pobre.
Tras decir esto, desapareció girando en la niebla entre las tumbas. Will, observándola, suspiró.
—No es para ella —dijo susurrando aunque no había nadie escuchándole—, es para mí…
Y apoyó su cabeza contra las frías puertas de acero.


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¹ Cementerio de prostitutas designado por los altos cargos londinenses para limpiar la imagen y legalizar definitivamente los burdeles de Londres.
² Personaje de “Cuento de Navidad” cuya avaricia en vida se convierte en una larga cadena que ha de llevar por toda la eternidad.
³En demonología, poderoso Gran Presidente del Infierno, con cuarenta legiones de demonios bajo su mando.
En demonología, es un Gran Conde y Presidente del Infierno, con treinta y seis legiones de demonios a su servicio.

3 comentarios:

  1. Geniaaaaal, tengo ganas de leer el libro ya!? cuando sale en españa?

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  2. Sale el 11 de septiembre de USA en España un poquito más tarde

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  3. Enhorabuena por el blog es fantástico.

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